Tiritas de dibujos

“Pues ponte tiritas de dibujos, que van muy bien”. Eso me contestó cuando le dije que aún tení­a el corazón un poco roto de una relación anterior. Cuando alguien te contesta de esta manera, te paras. Me gusta mucho que me paren durante el dí­a. La aceleración constante del movimiento de la rutina hace que los dí­as pasen uno tras otro sin pausa y con mucha prisa. Pero siempre hay algún momento, si estás atento, en el que alguien o algo te para. Y detiene el tiempo. Como Tom Hanks en “Naúfrago” hace tiempo que me gusta vivir con esa sensación de que solo por ver qué me va a traer la marea durante el dí­a merece la pena despertarse y respirar. Por eso él no se suicida en la isla al final. Porque de repente un dí­a le llega una vela, y con esa vela puede navegar .Y sobre todo ello hace una reflexión preciosa al final del film.

El caso es que yo iba con mi corazón roto a las 9 de la mañana y ella me dijo que me pusiera tiritas de dibujos. Podí­a haber optado por cualquier frase normal para la autoayuda. Eso hubiera dejado mi tiempo constante en su movimiento normal. Pero me dijo eso, y me detuvo el tiempo.

Conoces a mucha gente en las aplicaciones para ligar o hacer amigos. Con la mayorí­a intercambias mensajes un tiempo. Con un 5% llegas a quedar tal vez. A un 1% después de eso, lo sigues viendo. Son aplicaciones ascensores. Entra gente, saludas, hablas del tiempo, tal vez profundizas un poco, tal vez lo intentas mantener vivo en un café o una cita, pero implacable el ascensor va subiendo y bajando vidas en la tuya como si ese fuera el único propósito, la cantidad.

Por eso yo cuando conozco a alguien que es capaz de decirte que te pongas tiritas de dibujos para el desamor, solo soy capaz de rezarle desde mi ascensor, por favor, sea para lo que sea, no desaparezcas.