Cultura Barcelona  24 jun 2021

La luz que brilla

“Daris significa luz, aunque tú no lo sepas”. Aquella frase le rompía aquellos días en la cabeza. Cuando conoció a Martín, apenas tenía 15 años. Era el verano del 92. Cuando Barcelona y Sevilla eran el mundo entero, su mundo era solo aquel chico de Mataró. Ahora, casi 20 años después, le recordaba con el celo y el cariño que deja el tiempo para estas cosas. Lo que nunca había olvidado era aquella frase que Martín le había dejado escrita de por vida en el pez rebelde que tenía por memoria. Significas luz, y tu luz me da significado.

Alguna vez había tratado de encontrar de nuevo a Martín, sin éxito. Ni siquiera Facebook había dado con él. En aquellos días grises, ella se aferraba a aquel recuerdo y a aquella luz de aquel faro que una vez fue, para intentar sentirse mejor. Los 12 segundos de oscuridad entre fogonazos se habían eternizado en su mirada, en sus andares, en su sonrisa, y en su espalda desnuda. “Martín, yo creo en el amor “ es lo que había dado por respuesta ella a aquella luz.

El verano normalmente nos hace mejores pero a Martín aquella luz al final le cegó. Y cuando confundes la luz de otra persona y crees que te pertenece, la ceguera te hace peor, y sobre todo, es injusto. Es injusto porque nadie tiene derecho a quedarse con la luz de otra persona.

Así que el verano terminó antes de lo previsto, el amor no se soportó a sí mismo y aquello terminó sin haber empezado. Pero a ella, hoy, el recuerdo le volvía a la cabeza. Y en los días grises de ahora, ella a veces iba a Facebook en busca de Martín. A veces solemos tratar de volver a los inicios creyendo que en ellos cambiaremos estos finales.

Cuando la semana pasada Daris conoció a Ernesto, éste le dijo que le brillaba la mirada. A ella le vino el recuerdo de la luz y de Martín. “Ernesto, yo creo en el amor, y si la mirada me brilla, es porque ahora, esta luz que es mía me la voy a quedar yo”.



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