La llave que abre las puertas de mi corazón no son de ningún mineral precioso, ni siquiera de metal o madera, esa llave que hace fluir el riego sanguíneo a todos los rincones de mi ser y hasta las más ínfimas venas de mi cerebro, dueño y señor de mis emociones y sentimientos... está compuesta de dulzura, ternura y comprensión, y de una substancia mal llamada química... si tú tienes esa llave buena amiga, ten por seguro que esas puertas se abrirán de par en par... con el simple roce de las yemas de tus dedos.