Ansiedad social Barcelona  26 jul 2019

Llegó la hora del recuento

Llegó la hora de volver a casa. Día duro de trabajo. Nada nuevo que contar. Cielo abierto. Tiempo de cantar. En mi vuelta, el camino me observa. Y yo miro como entra un músico loco. El muchacho es joven, guapo y fuerte. Pero otro canta-trenes... La gente vibra con el movimiento del vagón y el canta-trenes monta su función busca sacar sonrisas. Apenas tres minutos de rap bastaron para que (tres) personas que estaban (muy) cerca de mi les dieran limosnas al joven.. Un chico más joven, más guapo, más fuerte, y más alto que yo, pide limosna y en tres minutos obtiene mínimo 3 euros... Pongamos 5 euros por vagón en 10 minutos. Pongamos 30 euros en una hora. Pongamos 120 en 4 horas. Aquí yo echando más horas que un reloj Allí él con media jornada y cobrando más que yo por echarle morro a la vida y no tener vergüenza. Y nos dan lástima los canta-trenes... Pero que más da en que pueblo viva yo. He de seguir con mi atuendo porque lo que se espera de mi es lo que complace a mi familia. Evitando día a día el sufrimiento de los demás...

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