Quiero dedicar mi más sincero desprecio a quienes se esfuerzan día a día por mantenerlo. Antagonismo de lo absurdo.
Quiero alzar la vista a otra presuntuosidad diferente, entre perlas que da la vida, apartándome de la que más brilla, aunque me cale la tristeza.
Quiero no cruzarme con orgullosas de falsas piernas, que la patraña se enreda en tacones y muere en su propio disgusto.
Quiero sencillamente salir de lo que no tiene nombre.