La vida es todo aquello que no vivimos por remitir nuestro tiempo hacia lo que marca lo mundano.
Luego el fruto del tiempo invertido lo quemamos dejando que el resto de nuestro tiempo vaya muriendo: Un mejor coche, una uvas de oro mojadas en burbujas de champán, un cambio de generación en la consola, el reparto de envidias...
Entre pausas prestando máxima atención al móvil, de vuelta al movimiento... prisas, caras serias, empujones... Llegas a casa cansado y le regalas una cortesía al vecino con el que te cruzas, le saludas, le sonríes... y si por casualidad él/ella te mira o te responde al hola quizá sea porque ha obtenido algún tipo de premio en su consumo diario, o lo más posible, vaya con una copa de más.
Cada vez regalamos menos. A la sociedad cada día la veo más quemada.... ¿Y quién abraza al fuego? El mundo gira de un color cada día más negro. Carbón quemado. Tan grande y tan pequeño.
Geniales, estupendos monovehículos eléctricos: piensas, algo va a mejor... Hasta que te das cuenta que si antes necesitabas 4 ojos ahora con 8 no te bastan... Rozaduras en el tren con hierros que ocupan más de un asiento, atropellos en aceras y en peatonales donde los coches de toda la vida por suerte siguen respetando el semáforo rojo... El peligro incrementado por ley y sin examen.
Mañana te lo diré, cuando en mis sueños y sin salir de mi mismo me quede en mis emociones, mi interior de siempre en el que me repito a mi mismo siempre el mismo tipo de música. Porque ahora lo demás no importa, sólo esperar ese momento.