Yo no sé ya si era mi primo, o era mi tío, o mi amigo Manué, o todos ellos, o vete a saber quien... que me decían, y de eso estoy seguro (que se decía), que las chicas no ven en un hombre el aspecto físico, que ellas buscan otra cosa. Bueno, pues yo soy otra cosa y ni me buscan ni me encuentran (y ya quedó fuera de mi pretensión).
El Internet me asalta con publicidad, cada vez más, de sitios para conocer vecinas con derecho a roce, para pedirle la sal, la harina, y hacer magdalenas mientras sus maridos hacen galletas de mermelada.
Y mi pregunta es: ¿Si mi horno en este momento no quiere hornear, como hago para encontrar personas simplemente para charlar?