Poesía Barcelona  04 feb 2017

Oda al aire... (Pablo Neruda)

Andando en un camino
encontré al aire,
lo saludé y le dije
con respeto:
“me alegro de que por una vez
dejes tu transparencia,
así hablaremos”.
El, incansable,
bailó, movió las hojas,
sacudió con su risa
el polvo de mis suelas,
y levantando toda
su azul arboladura,
su esqueleto de vidrio,
sus párpados de brisa,
inmóvil como un mástil
se mantuvo escuchándome.
Yo le besé su capa
de rey del cielo,
me envolví en su bandera
de seda celestial
y le dije:
monarca o camarada,
hilo, corola o ave,
no sé quién eres, pero
una cosa te pido,
no te vendas.
(...)
No, aire,
no te vendas,
que no te canalicen,
que no te entuben,
que no te encajen, ni te compriman,
que no te hagan tabletas,
que no te metan en una botella,
¡cuidado
llámame,
cuando me necesites,
yo soy el poeta hijo de pobres,

padre,

tío,

primo,
hermano carnal
y concuñado
de los pobres, de todos,
de mi patria y las otras,
de los pobres que viven junto al río
y de los que en la altura
de la vertical cordillera
pican piedra,
clavan tablas,
cosen ropa,
cortan leña,
muelen tierra,
y por eso, yo quiero que respiren,
tú eres lo único que tienen,
por eso eres transparente,
para que vean
lo que vendrá mañana,
por eso existes,
aire, déjate respirar,
no te encadenes,
no te fíes de nadie
que venga en automóvil
a examinarte,
déjalos,
ríete de ellos, vuélales el sombrero,
no aceptes sus proposiciones,
vamos juntos bailando
por el mundo,
derribando
las flores del manzano,
entrando en las ventanas,
silbando juntos,
silbando melodías.
de ayer y de mañana,
ya vendrá un día en que libertaremos
la luz y el agua
la tierra, el hombre,
y todo para todos
será, como tú eres.
Por eso, ahora,
¡cuidado
y ven conmigo,
nos queda mucho
que bailar y cantar,
vamos
a lo largo del mar,
a lo alto de los montes,
vamos
donde esté floreciendo
la nueva primavera
y en un golpe de viento
y canto
repartamos las flores,
el aroma, los frutos,
el aire
de mañana.



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