Barcelona
Perderse en el laberinto de Horta
El parque tiene una superficie de más de 9 hectáreas ¡así que hay diversión para rato El laberinto hay que verlo. Entra en él por una de las cuatro entradas que hay y ponte a buscar el camino que te llevará hasta el centro, donde se encuentra la estatua de Eros, dios del amor.
Relajarse en un jardín neoclásico
El laberinto forma parte del jardín neoclásico, que ocupa buena parte del parque. Este jardín de estilo siglo XVIII es muy majestuoso.
La primera terraza
Unas bonitas escaleras de piedra llevan a una terraza situada a cierta altitud, desde la que podemos admirar el laberinto visto desde arriba.
A cada lado de la explanada hay unos pequeños templos del amor. Entre las columnas toscanas se encuentran las estatuas de Dánae y Artemisa. Los dos temas del parque son el amor y la mitología.
¿Tienes ganas de refrescarte? Acércate a las fuentes y déjate mecer por el ruido del agua que acaricia la piedra tallada.
El pabellón de Carlos IV
El pabellón de Carlos IV se encuentra en una explanada aún más elevada y está rodeado de una espesa vegetación. Se inspira en el estilo italiano y evoca la Villa Capra de Palladio. Sus paredes están cubiertas de relieves dedicados a las artes, la ciencia, la guerra y la paz.
Detrás del pabellón hay un estanque artificial, con agua que viene de la fuente de la ninfa Egeria.
Evadirse y dar un paseo romántico
El jardín romántico es del siglo XIX. No es tan gráfico como el jardín neoclásico y tiene el aspecto de un bosque.
La actividad será pasear por el jardín y luego ir a tomar algo.